Los candidatos del nacionalismo sueñan despiertos. Piensan que el voto de su líder Ollanta Humala volverá a funcionar. Y que de los cinco escaños parlamentarios para el Cusco, el ollantismo colocará a cuatro, según fuentes de Correo. Es la idea que ronda por sus cabezas y es partir de esa hipótesis que han empezado a barajar sus posibilidades. Esto sin considerar que una cosa era Ollanta como candidato out sider y antisistema, y otras el candidato actual de corbata y terno, corrido de la izquierda al centro.
Los golpes internos en el nacionalismo, como en cualquier partido tradicional, van por dentro y en medio de la diplomacia fingida, la disputa es entre los repitentes y los nuevos rostros que buscan una representación y un lugar en la lista al congreso nacional.
Las divergencias no la definirán los militantes del nacionalismo, sino que se hará una plenaria nacional en Lima; por eso los candidatos han empezado a desfilar a la capital, buscando los padrinazgos correspondientes, aunque Ollanta hoy estará en Puno.
Los llamados rostros nuevos son: Rubén Coa, que dice representar a Espinar, con un pasado izquierdista y por ahora cercano a la izquierda caviar que manejan cuadros como Carlos Tapia. Coa se considera bolo fijo por haber participado en la campaña que ungió a Jorge Acurio en la presidencia regional.







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