Aunque resulte difícil de creer, el razonamiento fue el siguiente: en aquellas curvas e intersecciones de tránsito más intenso, colocaremos mujeres policía en minifalda de tamaño natural hechas de cartón. De esa forma, los motoristas bajarán la velocidad. Ya sea para mirarles las piernas con más atención, ya sea por el hecho de no estar seguros de si son o no policías de verdad.
Las consecuencias fueron funestas. Los conductores no bajaron la velocidad y dejaron de prestar atención al camino y se concentraron en las bondades anatómicas de las mujeres de cartón, con lo cual se duplicaron los accidentes en dichas áreas. La propia policía checa admitió que si bien la iniciativa intentaba paliar los recortes de presupuesto que impiden tener tantos agentes en servicio los siniestros crecieron considerablemente.
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