A las cero horas del 1 de enero, mientras miles celebraremos con uvas, champán y cintas amarillas la llegada del 2011, otros tantos permanecerán en sus hogares descansando u ocupados en alguna actividad, ya que la fecha –según sus respectivos calendarios– no tendrá un significado especial. Sus festejos, debido a la fe que profesan, se realizarán antes o después.
Como sucede con la Navidad, estas comunidades (católicas ortodoxas, judías, musulmanas, entre otras) contemplan otras fiestas y otros cronogramas que no necesariamente coinciden con las festividades católicas.
“Y tampoco coinciden con el calendario gregoriano, el sistema de medición del año comúnmente utilizado en Occidente, y que registra como nuevo al año 2011”, explicó Juan Fonseca, historiador de las religiones del Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica.
HISTORIA Y ASTRONOMÍA
Según Fonseca, cuando las civilizaciones desarrollaron la agricultura se hizo necesario medir el tiempo para saber cuándo sembrar, cosechar o regar. Así surgieron los primeros calendarios, que seguían las etapas de la Luna por su influencia en las aguas.
“Con el tiempo se pasó al calendario solar para establecer las estaciones y después, con la instauración de la fe, las festividades religiosas tomaron mayor importancia”, dijo.
No obstante, estos primeros intentos por establecer con precisión días, semanas y meses no fueron matemáticamente exactos. Fue así como se desarrollaron diferentes sistemas o calendarios, en un intento por estandarizar tanto la actividad comercial como social y religiosa de los pueblos.
“No fue hasta que se perfeccionaron los métodos astronómicos y físicos que se supo cuánto tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol; es decir, un año: 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos”, agregó Rafael Carlos, astrónomo de la Universidad de San Marcos.
¿Hay algún inconveniente en registrar el inicio del año en otra fecha que no sea el 1 de enero? Pues no, ni científica ni culturalmente. Esta diversidad solo implica diferentes formas de expresar creencias y costumbres.
PARA RECORDAR
El origen de algunos nombres
El calendario romano (año 45 de nuestra era) comenzaba en mártium (marzo) porque era la mejor época para pelear guerras. Tenía 304 días.
Los meses de julio y agosto se llaman así por los emperadores Julio César y Augusto. Ambos habrían pedido meses de 31 días.
El calendario chino es uno de los más populares. Cada año lleva el nombre de un animal (12) y un elemento (10), como agua, madera o fuego.
Por: Pamela Sandoval del Águila
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