El presidente Hosni Mubarak se aferraba el sábado al poder en Egipto, luego dereemplazar a su gabinete en un esfuerzo por apaciguar a las decenas de miles de personas que protestan para exigirle que ponga fin a sus 30 años de mandato.
Mubarak ordenó en la víspera que tropas y tanques se desplegaran en El Cairo y otras ciudades del país, e impuso un toque de queda para calmar las protestas que han sacudido a la nación más poblada del mundo árabe, un aliado clave de Estados Unidos.
Pese a que hubo decenas de muertos en los choques del viernes, la gente volvió a salir a las calles el sábado, desafiando a las fuerzas de seguridad mientras manifestantes dijeron que seguirán protestando hasta que Mubarak se marche.
Las autoridades egipcias extendieron el toque de queda en El Cairo, Alejandría y Suez desde las 4 p.m. (9 a.m. en el Perú) hasta las 8 a.m. (1 a.m. en el Perú).
Al menos 74 personas perdieron la vida en las protestas, según una recopilación hecha por Reuters basándose en declaraciones de fuentes médicas, hospitalarias y testigos.
“No estamos pidiendo un cambio de gabinete, queremos que se vayan todos ellos, Mubarak antes que ningún otro”, dijo Saad Mohamed, un soldador de 45 años que estaba entre las 2.000 personas reunidas en la plaza Tahrir del centro de El Cairo.
La capital egipcia estaba llena de escombros tras un día de protestas en las que decenas de miles de personas demandaron el fin del mandato de Mubarak, un hecho sin precedentes para un país estrechamente controlado.
Edificios del Gobierno, incluyendo las oficinas del partido gobernante, estaban aún en llamas el sábado, después de haber sido incendiados por manifestantes que desafiaron el toque de queda para atacar los símbolos del mandato de Mubarak.
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